“No nos apresuremos en las conjeturas de las cosas más importantes” (Heráclito)
Ninguna pretensión por saber ─en las ciencias o en la búsqueda de sabiduría─ consigue avanzar si no posee la capacidad de corregir sus errores. Y ninguna corrección es posible, si no se parte de algo tan básico como la disposición a reconocerlos.
Excepto creamos que estamos en posesión de una verdad revelada, una completa y absoluta, estas dos ideas básicas ─reconocer y corregir─ nos alientan a poner a prueba lo que creemos saber. En un afán no disolutivo sobre lo que pensamos, sino constructivo en nuestra búsqueda de conocimientos, se trata de transparentar lo que puedar estar fallando.
Porque, en general, tendemos a buscar lo que comprueba nuestras ideas. De modo poco consciente, atendemos solo lo que verifica nuestras posturas, acumulando evidencia a favor, pero desatendiendo o deformando lo que podría cuestionar lo que sostenemos. De ahí que resulte esencial el activo ejercicio inverso, la decidida búsqueda de contrapruebas de lo que creemos para que, reconociendo que nadie está exento de errores, podamos al menos evitar su perpetuación.
Lo anterior surge de la reflexión de un tecnicismo metodológico del filósofo de las ciencias Karl Popper. En su filosofía crítica propone lo ya expuesto: la necesidad de poner a prueba las teorías no a través de la verificación, sino buscando su “falsación” por medio de hechos refutatorios. De ese modo, solo aquellas teorías capaces de ser falsadas resultan deseables, pues solo son estas las que podremos corregir y mejorar.
Si bien en Popper se puede debatir el significado exacto de dichos “hechos” refutatorios, lo que importa es la intención de fondo. Frente a nuestros intentos por responder las grandes preguntas, vale siempre la pena que nos abramos a la posibilidad de estar equivocados. Ya sea por una buena recepción a contrapruebas puestas por otros, o por una sincera autocrítica interna, solo así tendremos oportunidad de corregir el curso en nuestras búsquedas de saber.
“El punto es que, siempre que proponemos una solución a un problema, debemos intentar con todas nuestras fuerzas derrocar nuestra solución, en lugar de defenderla.” (Prefacio xix, La lógica de la investigación científica, Popper)
Referencias
– La lógica de la investigación científica, Karl Popper (e-book)
– Fragmentos, Heráclito, Ed. Orbis
– Imagen: Lector con lupa (1895), Lesser Ury